Se conoce como hiperhidrosis aquella situación en la cual se produce una sudoración mayor de lo normal, y que no necesariamente está relacionada con el calor o el ejercicio. La hiperhidrosis puede ocasionar una discapacidad en el trabajo, llegando a interrumpir las actividades normales, y en el ámbito social, ya que el exceso de sudoración puede llegar a mojar la ropa e incluso gotear, llegando a provocar vergüenza e incluso ansiedad social.
La hiperhidrosis suele ser debida a una hiperactividad de las glándulas sudoríparas por una hiperestimulación nerviosa, llegando a afectar al 1% de la población. En la mitad de los casos tienen carácter hereditario, y en el resto de las ocasiones suele venir precedida por situaciones que manifiesten tensión emocional o estrés, ya sea por motivos térmicos o por la acción de sustancias farmacológicas.
La corrección de la sudoración excesiva consiste en la infiltración superficial de pequeñas cantidades de toxina botulínica en el área a tratar. La toxina botulínica bloquea la recepción de la señal que el cerebro envía a las glándulas sudoríparas a nivel local, por lo que, aunque estemos nerviosos o tengamos calor, esta sudoración no se va a producir. Si se aplica en varias ocasiones, la glándula que produce el sudor va a ir perdiendo potencia, por lo que el efecto puede ser cada vez más duradero. Este problema suele darse en las palmas, plantas o axilas.
Esa técnica de control del sudor está indicada en personas en las que este exceso de sudor supone una incomodidad en su vida diaria.
El efecto dura aproximadamente un año. El tratamiento habitualmente se repite cada año y dura unos 20 minutos. Precisa de anestesia local, pues en las palmas y plantas es especialmente doloroso.
Precio: Consultar en Clínica Iradia.
Iradia 2021. Copyright